Por Antonio Almonte
El candidato presidencial de la “Fuerza del Pueblo” ha lanzado reiteradas críticas sobre el desempeño del sector eléctrico y se ha pronunciado con virulencia acerca de asuntos como las pérdidas de las empresas distribuidoras, la tarifa a los consumidores, la evolución de la generación eléctrica o el número de empleados.
Fernández gobernó el país del 2004 al 2012, aparte su primera experiencia del 1996 , circunstancia que posibilita que sus críticas sean revisadas evaluando sus propias acciones como gobernante.
Veamos la generación. Cabe recordar que durante el período 2004-2012, Fernández no propuso, ni realizó, ninguna licitación para instalar nuevas plantas de generación eléctrica. La ausencia radical y sostenida de iniciativa, esa falta de liderazgo, afectó seriamente la sostenibilidad técnica y económica del sistema eléctrico dominicano. El crecimiento de la demanda de electricidad es indetenible en toda sociedad viva que aspira a progresar y si la oferta de capacidad se mantiene estancada, el resultado asegurado será el déficit de generación y la subida peligrosa del precio del kilovatio hora.
Mantener una parálisis de inversiones en nuevas plantas generadoras durante ocho años consecutivos significó algo más que un grave error para la fiabilidad del sistema. Los gobiernos de Fernández en lugar de promover la instalación de nuevas plantas, prefirieron reprimir la demanda con apagones financieros y abastecer 80% o menos de las necesidades.
Para tener una idea de ese estancamiento basta citar que según estadísticas oficiales durante el 2005 la demanda máxima de potencia fue de 1634.92 MW y durante el 2009, esa demanda fue de 1684.88 MW. Es decir, que en cinco años la demanda solo creció 50 MW ¡un absurdo! El resultado de aquella indiferencia fue, que una gran proporción de la electricidad tuvo que generarse con plantas basadas en el combustible más caro de los disponibles en el mercado (diésel).
Al final, el parque de generación dejado por Fernández a Danilo Medina en el 2012, era extremadamente precario en oferta, incapaz de abastecer la demanda real de energía que reclamaba la modernización del país y excesivamente caro para la población y las distribuidoras.
En contraste con dicha situación, el gobierno de Luis Abinader – que también recibió de Danilo una oferta muy precaria – en poco más de dos años licitó y adjudicó 400 MW. El resultado de esta decisión fue una central térmica ya instalada y operando en Boca Chica y otra operando en la zona de Azua. Ambas plantas eléctricas han sido vitales para abastecer la elevadísima demanda de energía en este verano del 2023.
Durante el presente gobierno también se licitaron y adjudicaron otras dos plantas de 400 MW cada una, basadas en gas natural, así como la segunda terminal de gas que tendrá el país. Esas nuevas infraestructuras energéticas están en fase inicial de construcción en Manzanillo, Montecristi.
Como se aprecia, la diferencia es enorme entre 0 megavatios licitados en ocho años (del 2004 al 2012) de Fernández y los 1,200 MW licitados en menos de tres años por Abinader y de los cuales 400 MW están en operación.
La historia es similar en energías renovables. En el año 2007, el Congreso aprobó la “Ley de Incentivos de las Energías de Fuentes Renovables” (Ley 57-07), pero Fernández finalizó su mandato en el 2012 con sólo 25 MW eólicos instalados en Los Cocos, Pedernales. Luis Abinader, desde agosto del 2020 a la fecha, logró la instalación de 595 MW, mucho más que los 457 MW instalados por Fernández y Danilo Medina juntos en 16 años corridos.
En resumen, combinando los 400 MW térmicos ya en línea con los 595 MW renovables en operación, el gobierno de Luis Abinader ha contribuido con cerca de 1000 MW de nueva capacidad al sistema. Más aún, en estos momentos están en construcción cerca de 1,200 MW adicionales de renovables cuyas concesiones y contratos fueron conocidos y aprobados en la presente gestión y estarán produciendo energía antes de finalizar el 2024. Quiere decir, que en agosto del 2024 en el país con toda probabilidad se habrá agregado a la matriz eléctrica nacional por iniciativas del gobierno cerca de 2,200 nuevos megavatios entre térmicos y renovables. Fernández no ha asimilado sus graves desaciertos entre el 2004 y 2012, y tampoco comprende lo que sucede hoy. Preocupante.