Un reciente estudio, publicado en Cureus, sugiere que el COVID-19 prolongado podría desencadenar resacas y reacciones inusuales al alcohol. La investigación se centró en cuatro pacientes del Programa de Síndrome Post-Agudo del COVID-19 (PACS) en la Universidad de Stanford.
Los participantes informaron cambios extraños en cómo sus cuerpos procesaban el alcohol. Un hombre de 60 años experimentó dolores de cabeza después del COVID-19 y el consumo de alcohol. Una mujer de 40 años, antes capaz de beber siete cócteles por noche, ahora sufre de «intoxicación etílica» incluso con pequeñas cantidades, sintiéndose mal por días. Una copa de vino dejó a una mujer de 49 años con una «fuerte resaca» y incapaz de moverse. Una mujer de 36 años experimenta enrojecimiento de la piel y dolores de cabeza con el alcohol.
Los científicos concluyen que estos pacientes presentan una sensibilidad inusual al alcohol después del COVID-19, con síntomas sorprendentes incluso con cantidades moderadas. Sugieren que la combinación del virus y la inflamación podría debilitar la barrera hematoencefálica, permitiendo que el alcohol afecte más al cerebro. Aunque la muestra del estudio es pequeña, se necesitan más investigaciones para confirmar esta relación debido a la falta de evidencia médica previa sobre la sensibilidad al alcohol post-infección viral.