Kat Watkins, una mujer residente en Swansea, Reino Unido, ha compartido su experiencia desalentadora en la búsqueda de atención médica debido a su discapacidad. En un relato impactante, Watkins revela cómo un médico, durante una prueba ginecológica, hizo suposiciones erróneas sobre su vida sexual debido a su discapacidad física, además de expresar comentarios despectivos sobre su cuerpo.
Con 37 años de edad y enfrentando la osteogénesis imperfecta, un trastorno genético que causa fragilidad ósea, Watkins ha encontrado obstáculos significativos en su camino hacia la atención médica adecuada. La osteogénesis imperfecta no solo se manifiesta en huesos frágiles, sino que también puede afectar otros aspectos de la salud, como músculos débiles, dientes frágiles y problemas de audición.



La lucha de Watkins no se limita a los desafíos físicos de su condición; también enfrenta la ignorancia y los prejuicios en el sistema de atención médica. Su testimonio es solo uno de los más de 30 adultos en Gales que han compartido historias similares con la BBC, destacando las barreras persistentes que las personas con discapacidades enfrentan al intentar acceder a servicios de salud.

Watkins relata cómo durante una prueba ginecológica, el médico a cargo no solo emitió juicios precipitados sobre su vida sexual debido a su discapacidad, sino que también hizo comentarios inapropiados sobre su anatomía, refiriéndose a su cuerpo como «muy extraño». Esta experiencia, lejos de ser aislada, resalta un problema sistémico en el trato hacia las personas con discapacidades en entornos médicos.
Es fundamental reconocer que las personas con discapacidades tienen vidas sexuales y emocionales tan válidas como cualquier otra persona, y los profesionales de la salud deben abordar cada caso con respeto, sensibilidad y sin prejuicios. Las discapacidades físicas no deberían ser motivo para negar a alguien el acceso a la atención médica adecuada o para hacer suposiciones sobre su vida personal.
El testimonio de Watkins es una llamada de atención sobre la necesidad urgente de una mayor conciencia y sensibilidad dentro del sistema de atención médica hacia las personas con discapacidades. No se trata solo de mejorar el acceso físico a los servicios de salud, sino también de eliminar los estigmas y prejuicios que pueden obstaculizar la atención médica adecuada y compasiva.